Tenía semanas sin escribir,
demasiado atareada en la vida cotidiana, prácticamente sin tanta vida social
como me gustaría, pero más holgada económicamente que en cualquier
otra etapa de mi vida
Para escribir siempre me centro
en temas que tengan un trasfondo intenso para mi… Hay varios niveles de intensidad. Aquí solo
escribo la intensidad publicable, la otra otra la dejo guardada por ahí en
cuadernos que no eran originalmente para eso, en papeles arrugados que me niego
a botar o en las notas de mi iPod… Estoy demasiado neutral y por esa razón no
había vuelto a escribir más, pero está sonando de fondo “All Of Me” de John
Legend y creo que eso es suficientemente poderoso…
Creo que vine un poco hater hoy,
luego de un rato leyendo Twitter, he sacado la conclusión de que la gente que
se la pasa publicando constantemente acerca de lo “bendecidos” y “afortunados” que
son por Dios, la virgen, el universo, Madonna o en lo que sea que crean, son
precisamente las personas que menos deben serlo. Llegué a esta teoría de repente,
es decir, simplemente caí en cuenta porque una persona que de verdad es feliz y
plena, no tiene necesidad de estar diariamente diciéndolo en sus redes sociales
a cada momento. Eso me parece que más bien lo hacen para convencerse ellos
mismos, o tal vez querrán revisarlo unos años más tarde (cuando ya no recuerden
con certeza) y decir “Yo si era feliz
vale, esa fue la mejor época de mi vida”. Esto no significa que sea una
regla sin ecuanon porque hay posts que uno sube para agradecer o para
compartir un momento de felicidad importante con toda la red, y esto es
sincero. Pero qué puedo pensar de alguien que en cada tweet de “Bienvenida al
mes”, o los lunes, agradezca al universo por la alegría infinita que le concede,
o sea, los lunes uno está encajándose de nuevo
-y tal vez con un poco de dificultad- en la rutina. O de esos que cada selfie
de Instagram tomada por ocio la etiquetan con exceso de hashtags de este estilo
“#Gracias #SinDiosNada #Happy #Feliz #Selfie #LoMejor”.
Yo sé y estoy consciente de que
la palabra tiene poder y que tal vez esos sean mantras que utilizan tratando de
convencer al destino de que sea buenos con sus cuerpecillos…
De verdad alguien será tan feliz
como lo que dice su instagram/twitter?
No es que yo sea emo ni nada por
el estilo, pero mis alegrías las vivo en carne y hueso y pocas veces me da
chance de fotografiar todos esos momentos para compartirlos en mis redes
sociales. ¿Que si soy agradecida? Si. ¿Que si me siento bendecida? Demasiado,
pero no quiero formar parte de una nueva especie que coloca esas frases en sus
bios, sobretodo porque me ha tocado conocer a muchas de esas personas y tienen
más problemas que un libro de matemática.